La pequeña desaceleración de la inflación argentina en mayo es solo un dato "circunstancial" y no resuelve un problema "crónico" del país, dijo a Sputnik el economista Leonardo Piazza. El experto consideró que las medidas adoptadas por el Gobierno no tuvieron efecto "en la economía real" y opinó que el problema de fondo "es político".
El dato de la inflación de mayo en Argentina mostró una leve desaceleración en el incremento de precios con respecto a abril. En efecto, mientras el quinto mes del año arrojó una inflación del 7,8%, el mes anterior había sido de 8,4%, lo que puede interpretarse como una pequeña desaceleración en el crecimiento de los precios.De todos modos, la reducción parece no colmar las expectativas de los expertos. "Es un dato simplemente circunstancial y no obedece a ningún cambio estructural o nueva política que el Gobierno esté adoptando", comentó a Sputnik el economista argentino Leonardo Piazza.
El experto, que encabeza la consultora LP Consulting, indicó que uno de los elementos que explica la baja es que la inflación de los alimentos pasó de 11% a 6%, producto de los factores estacionales que suelen influir en el precio de la canasta alimenticia.
En contrapartida, en mayo aumentó un 9% el precio de servicios regulados, como las tarifas de gas y electricidad, producto de la eliminación de algunos subsidios a las tarifas.
"Lamentablemente estas medidas que se han tomado como antiinflacionarias no han tenido ningún efecto en la economía real. Son medidas que se pueden aplicar ante algo eventual o sectorial pero no estructural", sostuvo.
Para Piazza, la inflación argentina es "crónica y estructural", al punto de que "no es responsabilidad de los últimos cuatro gobiernos", ya que su origen puede rastrearse, de acuerdo al especialista, al retorno de la democracia en Argentina, en el año 1983. "Viene de gobiernos con déficits fiscales permanentes financiados con deuda pública interna o externa y que requiere emisión monetaria para financiar esos déficits", repasó.
El economista comparó la inflación anualizada argentina, que en mayo ascendió a 114,2%, con la de países vecinos como Bolivia (2,9%), Paraguay (5,1%), Uruguay (7,1%) o Chile (8,7%).
"Los países vecinos resolvieron la inflación con medidas de sentido común, organizando el Estado, el déficit fiscal, y dividiendo lo fiscal de lo monetario con bancos centrales independientes", precisó. En esa línea, Piazza defendió la hipótesis de que la inflación en Argentina "es un problema político, no económico".
Piazza consideró, además, que el equipo económico encabezado por Massa "está más preocupado por la crisis cambiaria que por la inflación". En ese sentido, aseguró que el Ministerio de Economía centra sus esfuerzos en contener posibles "tensiones cambiarias" en el marco del proceso electoral argentino, antes que aplicar mayores medidas para una baja de la inflación.
"El equipo económico sabe que la inflación va a estar en el orden del 7% mensual y que no habrá un cambio en las expectativas de inversiones", apuntó.
Mientras tanto, la inflación continúa golpeando tanto a consumidores como a empresarios. "Aumenta la velocidad con la que el dinero se quema en la mano y en los bolsillos de la gente", advirtió.
En la misma línea, consideró que la inflación repercute en un "estancamiento" de la economía argentina, dado que incrementa el endeudamiento de las pequeñas y medianas empresas y desincentiva la llegada de inversiones.