Con la aceleración de la inflación y una economía estancada, parece que la pobreza solo puede seguir aumentando. Erradicar la pobreza es un desafío complejo que requiere un enfoque integral y coordinado que aborde las múltiples causas subyacentes de la pobreza, así como también la desigualdad económica y social que la sustenta.
En una economía estancada desde hace tiempo, la salud, educación, salarios, empleo y calidad de vida están decayendo rápidamente. Con una inflación en aumento, ni las negociaciones colectivas ni la asistencia gubernamental son suficientes para aliviar el cada vez más complicado desafío de llegar a fin de mes.
Fuente: LP CONSULTING en base a INDEC
La pobreza ya afecta al 40,1% de la población, con alrededor de 18 millones de personas en situación de pobreza, según estimaciones del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). Dada la reciente aceleración inflacionaria, esta cifra podría aumentar aún más.
La situación es preocupante y refleja los desafíos significativos que enfrentan muchas personas en Argentina y en otros lugares del mundo donde la economía se encuentra estancada o en recesión, y la inflación está en aumento. Cuando la economía no crece, se pueden experimentar efectos negativos en múltiples aspectos de la vida de las personas.
¿Cuál es la mayor preocupación?
En primer lugar, el aumento de la inflación. La inflación interanual ya superó el 254%.
Esta escalada de los precios afecta directamente a la línea de la pobreza, que es la que define el umbral monetario a partir del cual un hogar es considerado no pobre.
El aumento de la inflación tiene una serie de efectos negativos en la economía y en la vida de las personas, incluyendo una reducción del poder adquisitivo, impacto en los salarios, aumento de los costos de producción, reducción de la inversión y redistribución de ingresos.
En segundo lugar, preocupa que una gran parte de la pobreza en Argentina sea de naturaleza estructural. Esto se evidencia en la incapacidad de reducirla por debajo del 30% incluso en periodos de estabilidad económica o crecimiento.
La "pobreza estructural" se refiere a una forma de pobreza arraigada en factores sistémicos y persistentes en la sociedad. Se diferencia de la pobreza temporal o coyuntural, que puede estar influenciada por situaciones económicas o eventos específicos a corto plazo. La pobreza estructural está vinculada a desigualdades profundas y duraderas en áreas como educación, empleo, acceso a servicios básicos, infraestructura, y otros aspectos socioeconómicos.
Esta forma de pobreza no se resuelve únicamente con medidas de asistencia a corto plazo, sino que requiere cambios estructurales y políticas de largo plazo que aborden las causas subyacentes de la desigualdad y la exclusión social. Los esfuerzos para reducir la pobreza estructural a menudo involucran políticas destinadas a mejorar la educación, promover el empleo decente y bien remunerado, brindar acceso equitativo a servicios de salud y vivienda adecuada, y abordar la discriminación y la exclusión social.
Factores que determinan un piso tan alto de pobreza
Algunos de los aspectos que determinan la pobreza multidimensional y que hacen que sea difícil de erradicar son los siguientes:
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Condiciones habitacionales
Según datos de la EPH para el primer semestre de 2023, más de 1 millón de personas viven en condiciones de hacinamiento, esto es, más de tres personas conviviendo en una misma habitación. Esto trae grandes perjuicios en materia de privacidad, salud y generación de entornos aptos para el estudio y la socialización.
Más de dos millones y medio de personas habitan en viviendas precarias, es decir, con pisos de ladrillo suelto o tierra, o con techos de chapa/plástico sin cielo raso, chapa de cartón, caña, tabla o paja. Sumado a esto, el 45% de los hogares no tiene acceso a al menos uno de los servicios básicos (gas de red, cloacas o agua corriente).
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Educación
Si bien la asistencia escolar es alta entre los niños de 4 a 17 años, los resultados en términos de aprendizaje no son satisfactorios. De hecho, estos resultados empeoran según la situación socioeconómica del hogar del estudiante: en los hogares de más altos ingresos, 1 de cada 4 niños que termina la primaria no sabe leer, escribir, sumar ni restar. Entre los niños de hogares pobres, este número alcanza a casi 3 de cada 4. Esto es particularmente preocupante dado que más de la mitad de los niños en Argentina viven en hogares pobres.
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Empleo
La otra vía para salir de la pobreza es el empleo, pero el panorama del mercado laboral tampoco es alentador. En los últimos 10 años, el crecimiento del empleo se ha limitado principalmente al sector público, al empleo asalariado no registrado o informal, y a los trabajadores por cuenta propia.
La generación de empleo privado y formal, que es crucial para el acceso a empleos de calidad, no ha sido favorecida por condiciones propicias.
Fuente: LP CONSULTING en base a INDEC
Es esencial mejorar la calidad del empleo para permitir que las personas salgan de la pobreza, dado que casi el 80% del ingreso de los hogares proviene del empleo y no de la ayuda estatal. Las deficiencias en los servicios básicos son un claro reflejo de la pobreza estructural del país y, por lo tanto, son las más difíciles de erradicar. La realidad demuestra que si tomamos en cuenta estas privaciones no monetarias, la pobreza sería aún mayor que la cifra actual. Además, ambos tipos de pobreza se refuerzan mutuamente con el tiempo, lo que hace que sea cada vez más difícil salir de esa situación.
Hacia un ordenamiento integral del Estado
Erradicar la pobreza es una tarea desafiante que requiere un enfoque integral y multidimensional. Para abordar este problema de manera efectiva, se deben considerar varias áreas clave.
En primer lugar, es crucial reducir la inflación como punto de partida. Esto implica llevar a cabo un ordenamiento integral del Estado para disminuir el déficit fiscal, mediante una gestión eficiente del gasto y los ingresos. Esto podría incluir medidas como la eliminación de superposiciones de funciones entre jurisdicciones, simplificación del sistema tributario y abordar la crisis del sistema previsional.
En segundo lugar, es fundamental mejorar la calidad de la educación para romper con el ciclo de reproducción de la pobreza. No es necesariamente requerido aumentar la inversión, sino mejorar su gestión, respetando la autonomía de las provincias en materia de educación básica según lo establecido en la Constitución. Desde el nivel nacional, se deben promover esquemas transparentes de medición de la calidad educativa en diferentes jurisdicciones.
Además, el gobierno nacional debe garantizar un entorno propicio para la generación de empleos de calidad. Esto implica una modernización de las instituciones laborales, como los convenios colectivos, prestaciones por desempleo e indemnización por despido, que fomenten la contratación de empleo formal.
Realizar un ordenamiento integral de este tipo, que detenga el constante deterioro de los ingresos y mejore la provisión de servicios públicos y de infraestructura social básica, puede iniciar una senda legítima hacia la reducción de la pobreza estructural. Es crucial comenzar cuanto antes con estas acciones para avanzar en la lucha contra la pobreza…cuanto antes se comience mejor.
C.P. Leonardo H. Piazza
Director de LP CONSULTING