En Argentina, el mercado laboral sigue evidenciando signos de fragilidad. La 'presión sobre el mercado laboral' es un indicador que proporciona una estimación del nivel de insatisfacción que experimentan los trabajadores con sus empleos actuales o con los empleos que se están creando y por qué es uno de los principales problemas del mercado laboral en la actualidad.
La "presión sobre el mercado laboral" es un término que se utiliza para describir la influencia de varios factores en la disponibilidad y la calidad de los empleos en una determinada economía o industria. Esta presión puede manifestarse de diferentes formas, como el nivel de desempleo, la oferta y demanda de mano de obra, los cambios en la tecnología y la automatización, las tendencias demográficas, las políticas gubernamentales, entre otros.
Cuando la presión sobre el mercado laboral es alta, puede significar que hay una escasez de empleo, lo que lleva a un aumento del desempleo y a una competencia más intensa por los puestos de trabajo disponibles. Esto puede resultar en salarios más bajos, condiciones laborales precarias y una mayor inseguridad laboral para los trabajadores. Por otro lado, cuando la presión sobre el mercado laboral es baja, puede haber una mayor disponibilidad de empleo, salarios más altos y mejores condiciones laborales.
Fuente: LP CONSULTING en base a INDEC
Los últimos datos, del segundo trimestre de 2023, dan cuenta de un alza en los niveles de presión laboral en simultáneo a la disminución de la tasa de desocupación.
Retrocediendo unos años, se puede observar un notable aumento en la insatisfacción laboral en Argentina, desde finales de 2017 hasta el final del primer año de la pandemia en 2020, cuando alcanzó el 37% de la población económicamente activa.
Fuente: LP CONSULTING en base a INDEC
A pesar de que la cifra actual del 26% pueda parecer baja, sugiere un piso significativo de personas que enfrentan dificultades en el mercado laboral. Podemos identificar tres grupos que contribuyen a esta 'presión' en el mercado de trabajo.
Los trabajadores empleados que están buscando otro empleo
Se trata de personas que, a pesar de tener empleo, están activamente en búsqueda de otro debido principalmente a la baja remuneración en sus empleos actuales. Este grupo abarca una amplia variedad de trabajadores, desde informales y monotributistas hasta beneficiarios de programas de empleo, junto con aquellos que tienen empleos mal remunerados o subocupados, roles que reflejan una baja calidad y productividad laboral. Los ocupados que están buscando empleo ganan la mitad de lo que ganan los ocupados satisfechos con sus empleos. Esta disparidad se debe, en parte, al hecho de que trabajan un 25% menos de tiempo, pero también porque mayormente se desempeñan en trabajos de baja productividad.
La dinámica del mercado laboral ha creado una clara división entre un sector informal, de gran extensión y caracterizado principalmente por salarios bajos, y un mercado formal más reducido pero altamente competitivo, al cual es más difícil acceder. Este panorama aumenta la insatisfacción laboral.
A pesar de que la presión laboral ha vuelto a niveles similares a los previos a la pandemia, es importante destacar que la tasa de desempleo actual es inferior a la registrada antes del brote de la pandemia. Esto indica un cambio en el mercado laboral debido a la pandemia, evidenciando una transición desde individuos desempleados hacia un grupo más amplio de trabajadores que tienen empleo, pero en condiciones laborales precarias. Estos datos revelan una evolución preocupante en la composición del mercado de trabajo.
Los trabajadores que están disponibles para empleo
La segunda categoría, menos numerosa en términos de cantidad, engloba a los trabajadores que, aunque no están activamente buscando empleo, están dispuestos a considerar ofertas laborales si estas se presentan. Ejemplos de este grupo incluyen a amas de casa, profesionales retirados, trabajadores freelance o autónomos en búsqueda de nuevos proyectos, así como individuos en etapa de formación o capacitación.
Este grupo ha mantenido una estabilidad entre 2016 y 2023, con una leve disminución del 6,1% al 5,4% dentro de la Población Económicamente Activa (PEA), en parte debido a la necesidad de ingresos para solventar estudios o formación profesional.
Estos trabajadores pueden representar un recurso valioso en momentos de crecimiento económico o cambios en el mercado laboral. Su disposición a considerar nuevas oportunidades podría tener un impacto positivo en la adaptación y flexibilidad del mercado de trabajo frente a cambios inesperados o situaciones de mejora económica que generen mayores oportunidades laborales.
Las personas desempleadas
La tasa de desocupación, que indica el porcentaje de personas sin empleo, disponibles para trabajar y activamente en búsqueda de trabajo, se mantuvo en un nivel bajo del 6,2% en el segundo trimestre de 2023. Al observar el nivel educativo de este grupo, se destaca que casi el 70% cuenta con educación hasta el nivel secundario, lo que refleja las limitaciones que presenta el mercado laboral para generar empleo para personas no profesionalizadas.
Otro grupo a tener en cuenta, aunque no influye en el cálculo de la presión laboral, son las personas que se encuentran en inactividad laboral. Este grupo se mantuvo alrededor del 52% en 2022. A comienzos de 2023 experimentó una ligera disminución, pero durante el segundo trimestre de este mismo año regresó al nivel previo. Esto indica un problema estructural que hace que muchas personas no tengan intención de participar en el mercado de trabajo.
Al sumar desempleados e inactivos, se llega a un total de 16,3 millones de personas con dificultades laborales. Por lo tanto, la presión sobre el mercado laboral, que abarca a desempleados, subempleados, empleados buscando trabajo y empleados no activamente buscando empleo, asciende a casi el 28% de la población en edad laboral. En este contexto, los desempleados, que son unas 900 mil personas, representan una porción minoritaria del problema laboral.
Cómo conseguir condiciones laborales más favorables
Lograr mejores condiciones de trabajo puede implicar varios enfoques y acciones. Algunas sugerencias incluyen la negociación colectiva para establecer acuerdos laborales equitativos, abogar por una legislación laboral sólida que proteja los derechos de los trabajadores, promover la educación y la capacitación para mejorar las habilidades laborales, fomentar la participación de los trabajadores en la toma de decisiones dentro de las empresas, facilitar el diálogo social entre trabajadores, empleadores y gobierno, luchar por la igualdad de género y la eliminación de la discriminación laboral, exigir inspecciones laborales regulares para garantizar el cumplimiento de las leyes laborales, presionar a los gobiernos para que implementen políticas de empleo digno y protección social, promover la responsabilidad corporativa en el respeto a los derechos laborales, y participar en movimientos sociales y campañas para promover una cultura de trabajo justo y digno.
No obstante, en primer lugar, es imperante actuar sobre la inflación. El Gobierno debe asumir la responsabilidad de ordenar las cuentas públicas de manera sostenida, alejándose del actual esquema de financiamiento continuo de los desequilibrios fiscales. Esto contribuiría a proporcionar una mayor estabilidad a la economía en general y a los ingresos de los trabajadores, mejorando así su nivel de vida.
Un Estado ordenado que no gaste siempre por encima de sus ingresos, y que garantice estabilidad macroeconómica, seguridad jurídica, servicios de calidad y una mejor infraestructura, es una condición necesaria para dinamizar el mercado laboral. Mejorar la macroeconomía es fundamental, sin embargo, no representa la solución completa. También se requieren transformaciones profundas en los sistemas laborales para la creación de empleo de calidad.
Para abordar este desafío, es necesario reformar la legislación laboral obsoleta, la cual restringe la creación de empleos privados de calidad. Se precisa una mayor integración de las tecnologías en el ámbito laboral y otorgar a las pequeñas empresas mejores condiciones para contratar y gestionar relaciones laborales. Las rigurosas regulaciones actuales en materia de contratación dificultan la generación de empleo, por lo que es crucial contar con instituciones laborales que no castiguen a las empresas que deseen ofrecer más puestos de trabajo.
Además, para revitalizar el estancado mercado laboral, es necesario avanzar hacia la reducción de las cargas sociales y los costos de despido, ya que las indemnizaciones vigentes y sus penalizaciones podrían sobrepasar el valor de la empresa. Permitir que cada empresa negocie fuera de los contratos sectoriales también es esencial, especialmente para las pymes.
Es fundamental revisar y modernizar las instituciones laborales para que promuevan activamente la generación de empleos de calidad y registrados, en lugar de restringirla.