Idéntica medida se tomó en el año 2006, en ese momento fueron la suspensión de las exportaciones de la carne por 6 meses, que luego se mantuvo por 10 años. Las consecuencias fueron cierre de frigoríficos, caídas de producción de casi 10 millones de cabezas de ganado, y la perdida de aproximadamente 11.000 puestos de trabajos.
El objetivo del Gobierno Nacional al tomar esta medida es controlar el precio de la carne vacuna en el mercado interno, ordenar el funcionamiento del sector, contrastar medidas especulativas, y evitar la evasión fiscal en el comercio exterior.
Según el INDEC, la carne tuvo subas de más del 60% por encima del índice de inflación general del 46% anual, y ante ese indicador el Gobierno reaccionó suspendiendo las exportaciones, generando de esta manera mucho malestar en los productores agropecuarios y en los Frigoríficos.
Es importante destacar que la composición del precio de la carne, según informe de FADA, es el siguiente:
Nuestra observación es que el incremento de los precios lo podemos explicar por dos motivos:
Para el primer punto, tengamos en cuenta que el costo de alimentación superó el 50% de variación, impulsado principalmente por el incremento del precio del maíz (+72%) y expeler de soja (+59%) respecto a Agosto 2020, si bien esta suba en los valores internacionales genera un efecto muy positivo en las cuentas fiscales debido a que ingresan una importante cantidad de divisas que permiten engrosar las arcas del gobierno en el rubro reservas, por el otro lado les incrementa el costo a los productores, que indefectiblemente se traslada al precio que debemos abonar los consumidores. Para tener en cuenta, el maíz representa el 15,5% del precio del novillo y el 11% del precio de la carne al mostrador.
El otro análisis que explica parte de este escenario, es la gran concentración de la estructura de los frigoríficos, que aglomeran el 75 % de las ventas al exterior, con lo cual el gobierno podría haber negociado directamente con estos jugadores un esquema favorable para ambas partes.
El Gobierno podría haber tomado otra medida que no perjudique los ingresos fiscales por exportaciones, como ser bajar los impuestos internos para desacelerar su precio en góndola, o tal vez en pensar algún mecanismo de sustitución de importaciones de cortes populares como en algún momento lo implemento Uruguay. www.lpconsulting.com.ar/uruguay-baja-el-precio-de-la-carne-con-mas-comercio-exterior/
En la actualidad, Argentina le vende carne en casi un 60% a China donde los cortes que se exportan son de baja calidad o lo que se denominan cortes “flacos”, además de Israel con casi un 10% y Chile en un 8 %.
En el año 2020, el sector de carnes exportó casi USs 2.600 millones, esta cifra para este año arrancó con muy buen ritmo, aprovechando un nicho de negocios con China que no dejó de demandar los cortes que nuestro país produce, además de encontrar en la actualidad un excelente precio a nivel internacional. En los primeros cuatro meses del 2021 el sector genero ingresos cercanos a los 824 millones de Uss.
Otra consecuencia indirecta a esta medida es que los productores se dediquen solamente a “soja” dejando de lado la producción ganadera, aprovechando el excelente precio internacional de la oleaginosa.
Este cierre de exportaciones llega tarde, ya que el precio de la carne ya había subido, y además este componente no es lo que afecta el alto nivel del indicador del IPC.
Nuestra visión es que el cierre de la exportación de carne es una medida no apropiada, y entendemos que el problema de inflación de nuestro país, es un problema más estructural y de origen “multicausal”. Esto tiene que ver con orden fiscal de las cuentas del estado, pérdida de valor de la moneda, y la gran emisión monetaria realizada sin respaldo para financiar el déficit fiscal. A su vez, se suma la gran pérdida de confianza de los mercados y de los distintos actores de la economía real.
Las medidas debieran apuntar a la causa de la inflación, con estas resoluciones de corto plazo solo se conseguirá complicar la producción, no generar empleo, fundamentalmente el formal, y tendremos una baja en el nivel de exportaciones que afectara las cuentas fiscales del gobierno.
Es momento para que el Gobierno ponga en marcha con todo el consenso del arco político un verdadero programa económico integral que incluya equilibrio fiscal, reformas impositivas y laborales acordes a la realidad, una solución integral y definitiva al tema de la deuda externa, y un acuerdo sincero con el sector agroexportador. Sólo de esta manera podemos tener crecimiento económico sostenido en el tiempo, que redundara en el mejoramiento de los ingresos de empleos registrados al sistema laboral, como así también darán nacimientos formales a nuevas empresas y pymes.
C.P.N. Leonardo H. Piazza
Director LP Consulting