A buen ritmo crece la producción de maquinaria agrícola en Santa Fe
La industria de máquinas agrícolas de Santa Fe muestra un sólido crecimiento de la mano de las exportaciones ligada al agro de la Argentina. Es una pena que el contexto económico, político y social sea tan adverso. Porque con esta potencialidad, el campo y la industria argentina podrían tener una “explosión” productiva.
El agro es uno de los principales motores de las exportaciones argentinas. Y los es cada vez más. Durante el boom de los commodities, allá entre el 2004 y el 2012, el agro contribuyó –tanto con productos primarios como agroindustriales– con algo más de la mitad de las exportaciones argentinas.
Cuando se terminó la bonanza, las exportaciones argentinas se cayeron, por lo que las exportaciones de agro pasaron a representar el 60% de las exportaciones totales. Sin embargo, en el 2021 se observó un importante salto de las exportaciones totales. De un promedio de USD 60 mil millones anuales que traían desde el 2014 al 2020, en el 2021 las exportaciones totales subieron a casi USD 80 mil millones.
La novedad es que la participación del agro argentino en las exportaciones totales subió a dos tercios. Es decir, el campo argentino se convierte cada vez más en el protagonista central del funcionamiento del principal motor de la economía que son las exportaciones.
Exportaciones argentinas totales y del agro
Fuente: LP CONSULTING en base a INDEC
Si bien el pensamiento económico en Argentina se fue modernizando, todavía hay muchas voces críticas al fenómeno de que el campo sea el tractor de las exportaciones. Es muy común seguir escuchando, ya no tanto en las provincias del interior, pero sí en la región metropolitana (Ciudad de Buenos Aires y Conurbano bonaerense), las visiones tradicionales que se remontan a la década del ’50 y los ’60 de que sería mejor promover la industrialización de bienes que no tengan origen agropecuario. Es decir, bienes derivados de la manufactura del metal y la petroquímica con alto contenido ingenieril y de conocimiento tecnológico. Sobre este bagaje intelectual es que se fundamentan las políticas anti-agrarias: altos derechos de exportación para el agro, cupos y prohibiciones de exportación, barreras regulatorias y, en general, un clima político hostil hacia el campo.
Esta visión comete el error de subestimar el valor de los encadenamientos productivos. El campo que exporta es internacionalmente competitivo lo que implica que demanda internamente insumos y bienes industriales de base metálica y agroquímica en cantidad y calidad. En otras palabras, junto con el progreso del campo va por detrás el avance de la industrialización de maquinarias y bienes de capital del país. El mejor ejemplo lo da la provincia Santa Fe.
Exportaciones argentinas del agro y producción de maquinaria en Santa Fe
2004 = 100
Fuente: LP CONSULTING en base a INDEC e IPEC Santa Fe
En el gráfico se observa como la producción de maquinaria agrícola en Santa Fe va de la mano con las exportaciones agrícolas de la Argentina. Hay que tener en cuenta que Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires son las provincias productoras por excelencia de maquinaria agrícola para todo el país por esto es relevante comparar las exportaciones de todo el agro argentino con la producción de maquinaria de Santa Fe. Lo que es notable observar es el comportamiento que tuvo la producción de maquinaria agrícola santafecina desde el 2014.
Aun cuando las exportaciones del agro se mantenían en caída, la industria de máquinas para el campo en Santa Fe comenzó a crecer. Se acelera en el 2016 y 2017 con las políticas proactivas hacia el campo y se contrae –transitoriamente– en el 2018 y 2019 por la crisis inflacionaria. Pero en el 2021, con el salto de las exportaciones del agro, la producción de maquinaria de Santa Fe acompañó con otro salto.
Recomendación de política
El gráfico de arriba muestra que las tendencias de la producción de maquinaria agrícola de Santa Fe, si bien sube, no lo haría al mismo ritmo que la tendencia de las exportaciones agrícolas. Esto es producto de las malas políticas macroeconómicas, comerciales, financieras y laborales de la Argentina.
Con inflación del 50%, que es lo que se vio desde el 2018, con políticas anti-exportadoras, con un mercado financiero muy reducido por estar casi completamente absorbido al financiamiento del déficit fiscal y con instituciones laborales arcaicas, conflictivas y litigiosas, mantenerse creciendo en la industrialización de maquinaría agrícola es un mérito.
Si el país entablara un camino de normalización macroeconómica y de modernización de las instituciones comerciales, financieras y laborales, tanto el campo como la industria argentina de bienes de capital eslabonada al campo podrían ofrecer al país una “explosión” productiva. Pero la realidad es que, tanto el campo como la industrialización de maquinaria ligada al campo, tienen que derrochar mucho de su energía lidiando con un contexto económico, político y social muy adverso, en lugar de estar multiplicando la producción de lo cual ya dieron muestras de que son capaces de hacerlo.
Este es un ejemplo más de que Argentina es un país de enorme potencialidad por la calidad de sus recursos naturales y el talento de sus recursos humanos. Pero es la disfuncionalidad de la política y del Estado –en sus tres niveles– que impiden aprovechar en toda su magnitud toda esta potencialidad.